La CUL

La CUL (Cámara Uruguaya del Libro) fue al Parlamento. Sus miembros, sobrecogidos por el flagelo de las fotocopias, sermonearon durante un buen rato a los legisladores. Lo que sigue son algunos pasajes imperdibles.

Sobre la calidad de la educación:

«Es muy difícil hablar de calidad en la educación cuando el soporte son pedazos de libros, en blanco y negro, fotocopiados y enrulados.»

Sobre problemas de lectura:

«Tenemos problemas de lectura. Yo daba clases a hombres de 22 y 23 años en la Universidad Católica -se trata de una Universidad paga por lo que se supone que, salvo algunos becarios, una buena parte del alumnado viene con una educación decorosa-, y les era imposible descifrar oraciones.»

Sobre las confusiones insólitas a las que conduce el fotocopiado:

«Es difícil tener una calidad de educación cuando se hace recorte y pega. Como anécdota, alumnos de Filosofía entreveraron las ideas de Comte con las de Sartre porque las páginas no tenían encabezado, y en la prueba desarrollaron las teorías de forma equivocada. Esos son los futuros docentes.»

Sobre la valoración del saber médico:

«A mí me gustaría que los médicos que me atienden hayan estudiado en un libro y no en una fotocopia.»

Sobre la importancia civilizatoria de las industrias culturales:

«Esta es una industria que tiene los mismos problemas que otras en cuanto a la cadena productiva -salarios, remuneraciones, impuestos-, pero que tiene que ver con la cultura de la sociedad. Son las industrias culturales las que contribuyen a la civilización. En ese sentido, nos duele más todavía.»

Sobre el robo de autos:

«Si me roban mi auto, denuncio en la comisaría y alguien se va a ocupar de recuperarlo, pero si me quejo porque están fotocopiando mi libro nadie sabrá qué hacer.»

Sobre los catedráticos uruguayos:

«Soy docente de Ciencias Económicas desde el año 1989 y hemos llegado a un punto en el cual un docente Grado 5 de la Facultad mandó un programa para ser aprobado por el Consejo en cuya bibliografía se citaban fotocopias. ¡En la bibliografía de un catedrático!»

Sobre el peor tipo de delito:

«Hay que tener en cuenta que se trata de un delito socialmente aceptado, que es el peor tipo de delito.» (Esto, para ser justos, no lo dice la CUL. Lo dice, ay caramba, la presidenta de la Comisión de Educación y Cultura de la Cámara de Representantes).

Sección caridad:

«Cuando los niños de Unidad Casavalle, por ejemplo, vienen a visitar la Feria del Libro no pueden comprar nada. Entonces, se los regalamos.»

«Quizás recuerden a los niños de la escuela que fue noticia en todos los diarios y en la televisión porque estaban metidos bajo las mesas durante una balacera. A esos niños y a esas maestras -que hacen un gran esfuerzo por llevarlos impecables a una Feria del Libro- también se les dieron libros.»

3 comentarios

Estimado, creo que ha logrado sintetizar metafóricamente a través de la foto todo el compendio de palabras (como mínimo) extemporáneas que ha oído/leído, provenientes de la CUL.
Con respecto a la supuesta «fragmentariedad» (si se me permite el neologismo), calculo que para estos señores es más importante que los estudiantes lean completo aunque más no sea «Padre rico, padre pobre» (con el perdón de aquellos que lo consideren una obra maestra) a intentar explicar en la cátedra (como se supone que debieran hacerlo) las diferencias teóricas entre Comte y Sartre. De todas maneras reconozco que me genera una enorme curiosidad el producto de este supuesto malentendido, jaja.
En lo personal, toda mi carrera universitaria tuve que realizarla con fotocopias y fragmentos de libros y creo que ninguno de los colegas que estudiaron en la misma época se atrevería a afirmar que las dificultades «teóricas», «conceptuales» o «de contenido» se deben estrictamente al soporte. (Bah, creo que ningún comunicador podría sostener eso, directamente).
Por otra parte, lo de industrias culturales = civilización… en fin: toda la Escuela de Frankfurt ha sido en vano.
Por último, lo más peligroso (desde mi punto de vista) es la apreciación acerca de los «delitos socialmente aceptados». Esta percepción jaquea los límites entre lo que son prácticas de apropiación cultural institucionalizadas y la lisa y llana criminalización del usuario. Esto último lo escuchamos mucho en los litigios acerca de la descarga de producción cultural por internet y no hace más que confirmar que la mayor parte de los actores involucrados en estas discusiones tienen una visión absolutamente «mercantilizada» de la relación Autor-Obra.
Se hizo extenso el comentario, pero quería manifestar parte de la indignación de estar escuchando «argumentos» como éstos en discusiones parlamentarias de vaaaarios países de América Latina.
Saludos, felicitaciones por el blog!

Anita: Super de acuerdo en que lo más preocupante es lo que dice la presidenta de la comisión de educación y cultura, sobre que los delitos socialmente aceptados son los peores. En lugar de tratar de entender lo que funciona mal en la ley, apela al recurso facilongo de «qué mal que estamos, los uruguayos somos todos ladrones». Así, se criminaliza a todo el mundo y se elude la discusión necesaria sobre una ley que es un papelón.
En cuanto a la fragmentariedad, cabe aclarar que el horror de la cul al estudio con vulgares sucedáneos del libro impreso se les va en cuanto unos minutos después ponen sobre la mesa la propuesta de canon a las fotocopiadoras. (eso no está en la versión taquigráfica, sino en un informe que entregaron a la comisión).
Un abrazo!

[…] de las apariciones estelares de Jorge Saracini y del Doctor Fernando Vargas en el hall de la vergüenza de la cultura uruguaya, registradas […]

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